Capítulo 1

Dulce primera vez

Estoy sentado en el sillón de cuero negro del consultorio de Eric, mi psicólogo. He venido aquí durante meses, pero hoy es diferente. Hoy tengo que decir algo que he estado escondiendo, incluso de mí mismo.

Eric me mira, esperando. Sé que puedo confiar en él, pero eso no hace que sea más fácil.

-Eric, soy adicto al sexo -suelto finalmente, sin poder evitar que mis ojos se desvíen hacia la ventana, evitando su mirada.

Hay un silencio en la habitación, uno que parece durar una eternidad, aunque sé que solo son unos segundos.

-¿Cuándo te diste cuenta? -me pregunta, su tono es neutral, sin rastro de juicio.

Respiro hondo.

-Tenía 19 años cuando todo empezó. Al principio, pensé que era solo una fase, que estaba disfrutando de mi libertad, de ser joven. Pero luego... se salió de control.

Miro mis manos, mis dedos juguetean nerviosamente con el borde de mi camisa.

-Era como si cada encuentro me diera un alivio temporal, pero siempre necesitaba más. No importaba dónde estaba o con quién, siempre buscaba la siguiente oportunidad. En el trabajo, en bares, en cualquier lugar.

Eric asiente, animándome a continuar. Me doy cuenta de que nunca he hablado de esto con nadie. Es como si al decirlo en voz alta, finalmente estuviera admitiendo la realidad de mi situación.

-Me siento atrapado en un ciclo -confieso.

-Cada vez que tengo sexo, me siento bien por un momento, pero después, la culpa y la vergüenza me invaden. Y aun así, no puedo parar.

Eric toma notas, pero su atención sigue fija en mí.

-¿Cómo te sientes ahora, al hablar de esto?

Aliviado y asustado a la vez, es como si, por primera vez, estuviera enfrentando a un monstruo que he estado ignorando durante años. -respondo.

-Es un primer paso importante, Dominik, reconocerlo es el comienzo de un proceso que no será fácil, pero es necesario para que puedas retomar el control de tu vida. -dice Eric.

Asiento, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza. Sé que esto no será fácil, pero ya no quiero seguir viviendo así. Quiero ser libre de esta adicción que ha controlado mi vida durante demasiado tiempo.

Salgo de la sesión sintiéndome más ligero, como si finalmente hubiera soltado un peso enorme. Pero también sé que esto es solo el comienzo. Tengo un largo camino por delante, y muchas más confesiones que hacer. Pero hoy, al menos, he dado el primer paso.

Mientras regreso a mi apartamento, los recuerdos de aquella noche vuelven a mi mente con una claridad que nunca he podido sacudir. Esa primera vez, cuando todo cambió para mí, es algo que aún me sigue atormentando, algo que nunca he contado a nadie, ni siquiera a Eric.

*Volvemos al pasado*

Tenía 17 años, casi 18. Vivía con mi madre, padrastro y hermanastro Adrián. Él era un tipo seguro, siempre rodeado de gente. Yo, recién llegado a mi nueva vida, intentaba adaptarme a esa nueva etapa.

Esa noche, después de una buena ducha, mi hermanastro volvió de la fiesta. Había empezado la universidad y estaba algo ebrio. Pero, sobre todo, estaba eufórico.

-Dominik. -suena por el pasillo con una voz sexy y a la vez melosa.

Sentí una tensión sexual nada más oír mi nombre en la habitación de mi hermanastro. Siempre he tenido debilidad por las voces graves de los hombres. No sabía qué hacer, ya que estaba solo con una toalla enrollada en mi cintura. Tenía el torso y el pelo aún mojados por la ducha.

-Dominik, ven, necesito preguntarte algo. -volvía a insistir.

¿Qué va a pasar entre los dos? Esto no es como el porno de internet que ves. En esos videos, dos hermanastros se enrollan y acaban teniendo sexo. Pensé en eso.

-Deja que vaya a mi habitación a ponerme unos bóxers y ropa -le dije sin pensar.

-No es necesario. Ven, no pasa nada. No es la primera vez que me ves en toalla. No seas vergonzoso -me dijo al instante.

Como dije antes, mi hermano es extrovertido. No le da vergüenza pasearse en toalla por la casa, marcando la tableta y los pectorales. He notado más cosas. Creo que mi hermanastro se ducha con agua caliente a posta para marcar el paquete.

-Venga, Dominik, no tengo todo el día -me dijo con la voz entrecortada.

¿Por qué ha sonado así? ¿Se está masturbando? No, NO, no pienses cosas raras, Dominik, esto no es una película porno.

Voy a su habitación. Hay una luz tenue. Me apoyo en el marco de la puerta y deslumbo a mi hermanastro Adrián. Está en bóxer, tumbado boca arriba, con sus enormes pectorales de gimnasio a la vista. Tiene los brazos tras la cabeza, lo que marca sus bíceps.

-Dime, que tiene tanta prisa. -le digo mientras intento enseñar lo menos posible de la toalla.

Él me mira. Luego, se incorpora en la cama. Apoya su espalda contra el cabecero. Su bulto se nota aún más. ¿Está empalmado? pienso mientras no puedo parar de observar su cuerpo esculpido por el gimnasio.

-La universidad es una locura, no sabía que había tan buen ambiente - dice mientras se lleva la mano al paquete.

-¿Esto es lo que tenía tanta prisa? -le digo cortante.

-Anda ven. -me dice mientras me hace un hueco en la cama.

-Sigo en toalla, deja que me vista. -le digo mientras me voy quitando de la puerta.

Miro hacia el pasillo y voy hacia mi habitación. De repente, noto a Adrián en la puerta. ¿Cuándo ha llegado allí tan rápido?

-¿Qué pasa porque estás en la toalla? -me dice casi al oído.

Noto su mano en mi espalda y cómo baja poco a poco hacia la toalla, donde la agarra y me la quita de golpe.

-¿Qué haces? -le pregunto enfadado.

Cuando quise darme cuenta, tenía la toalla en su mano y sin bóxer, con todo su miembro al aire y estaba bastante duro.

-Papa y mamá no están; aparte, somos dos chicos, no tenemos nada que esconder. Aparte, ¿qué puede pasar? -me volvió a decir con voz sexy.

Sin darme cuenta, estaba obsesionado con su voz sexy. No podía dejar de mirar su miembro duro.

-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? -me dice mientras me agarra el miembro.

¿Estoy duro? ¿Cuándo ha pasado? Si no me he dado cuenta.

-Veo que no soy el único al que le está pasando -me dice mientras empieza a pajearme.

-Adri..an -digo mientras empiezo a respirar entrecortado.

Se acerca a mi cara mientras su mano seguía ahí; no paraba de moverla.

-Si quieres que pare, dímelo -me lo dice a unos centímetros de mi boca.

Empieza a pajearme más fuerte. Con la otra mano, me agarra del cuello y me empuja hacia él. Luego, empezamos a besarnos. No paraba de acariciar mi miembro. Gemidos salieron de mi boca al entrar en la suya. Luego, jugamos con nuestras lenguas.

-¿Quieres más? -me pregunta una vez que se ha separado de mi boca.

¿Qué respondo? ¿Qué quiero más? Necesito ahora mismo descargar en su mano.

-Tu cara responde por ti. -me dice mientras sigue pajeándome.

Para de pajearme y se separa de mí. Coge la toalla, la hace como un cojín y la tira al suelo. Luego, se arrodilla sobre la toalla. Me deja ver su miembro, que sigue duro y mojado.

-Qué ganas tenía de comérmelo. -lo dice mientras me mira a los ojos y tiene mi miembro cerca de la cara.

No puedo apartar la mirada de lo que va a hacer a continuación. Saca su lengua y la pasa por la parte más sensible de mi miembro. Me estremezco de placer.

-Sabía que esta iba a ser tu primera vez. -lo dice casi con mi miembro todavía en la boca.

Sigue un buen rato con eso de la lengua. Pero, sin darme cuenta, empieza a metérselo en la boca. Se mueve más rápido cada vez. No puedo explicar la sensación, pero me siento en las nubes ahora mismo.

Aumenta el ritmo y empieza a masturbarse. Sigue duro. No puedo evitar pensar si su gran miembro me entraría en la boca o en cualquier sitio, ya que no era pequeño y fino.

-Adri..., Adri... -digo entre gemidos.

Al escucharme gemir, subió aún más el ritmo. Comenzó a masturbarse y a chupármela mucho más rápido. Sentía que iba a explotar en cualquier momento.

-Córrete en mi garganta. -lo dice mientras se sacaba mi miembro de la boca.

Quita una mano de mi miembro. La otra sigue en el suyo. Sin darme cuenta, me agarra la mano y me la lleva a su cabeza. No puedo evitarlo y empiezo a empujarla contra mí para aumentar el placer.

-Dios, esto es una fantasía -digo entre gemidos de nuevo.

Mi respiración y la suya casi se sincronizan. No paro de gemir. Escucho a mi hermanastro gemir con mi miembro en la boca.

Siento que voy a explotar, pero esta vez es de verdad. Noto cómo se mete mi miembro hasta el fondo de su boca. ¿Estoy notando su garganta? Joder, qué caliente y ajustada está. No puedo evitar mirar abajo. Su brazo fuerte sigue pajeando su miembro, más fuerte cada vez.

-Adrián, me corro -digo entrecortado.

Descargo todo en su garganta. Siento cómo su garganta aprieta mi miembro y hace que salga con más presión.

*Volvemos al presente*

No sé por qué he pensado en ese momento, ¿fue mi primera vez? He tenido tantas relaciones con Adrián que ya no recuerdo si fue nuestra primera vez. Sé que después pasaron muchas cosas más.

-No puedo contarle todavía esto a Eric -pienso mientras tengo una sonrisa pícara.